Nos encontramos ante un juego de
Acción-Aventura, similar a un Zelda tradicional pero con algunas diferencias.
La más destacable sería la simplificación de los combates y enfrentamientos,
llevándose al máximo y llegando a ser estos automáticos. Al tocar a un enemigo
se produce la típica cortina de humo de batalla. El combate estará sentenciado
desde el minuto 1, y ganarás o perderás dependiendo del equipo que lleves y la
vida que te quede. Por muy habilidoso que seas no podrás interferir en el
resultado.
Otro punto a tener en cuenta son
algunos de los puzles. En un Zelda, la mayoría se resuelven utilizando
distintos objetos que encontramos por los templos/mazmorras. Pero ahí reside la
insignia personal de este juego: deben superarse mediante las transformaciones
de nuestro protagonista entre humano, rana y serpiente.
Para la mayor parte del título estaremos ante la vista hacia arriba,
típica de los Zeldas clásicos. Pero para las mazmorras pasamos a una visión
lateral. Esta combinación puede recordar al Zelda II, aunque está muy mejorada.
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